El Árbol de la Vida (I)

Aunque ya hemos visto, cómo la Palabra de Dios hace un énfasis especial en el “árbol de la vida”, me gustaría seguir profundizando en dicho árbol, porque éste, es la única manera que Dios tiene para cumplir Su eterno propósito con el hombre. Sin Su vida, es imposible para el hombre caído cooperar con Dios, para cumplir Su voluntad. Es muy difícil explicar a las personas, que el simple conocimiento de la Palabra de Dios, en sí mismo no es suficiente ni es eficaz. ¡El hombre necesita recibir la vida de Dios!

La Biblia nos muestra este principio tomando como ejemplo, al pueblo de Dios y la relación que éste tenía con la ley. ¿Cómo es posible que esta ley, (la cual conocían plenamente) no pudiera perfeccionar al pueblo de Dios? Eran expertos en ella, la amaban, incluso la memorizaban y enseñaban. Pero a pesar de ello, fracasaron en su intento de cumplirla. ¿Por qué no funcionó la ley? Pablo nos da la respuesta en Gálatas 3:21b: Porque si se hubiera dado una ley capaz de impartir vida, entonces la justicia ciertamente hubiera dependido de la ley. (LBLA)

El problema no era que la ley no fuera buena y santa, o que el pueblo no la entendiera, el problema consistía en que la ley no podía dispensar la vida de Dios, a los que la oían o la leían.

Cuando el Señor Jesús vino a esta tierra, estableciendo el Nuevo Pacto, “la letra de la ley” cedió el testigo al “Espíritu que da vida”, “Su vida” es la clave ¡Sólo Cristo como nuestra vida funciona! Ni mi hablar humano, ni mis posesiones, ni cualquier otra cosa que yo haya podido aprender, podrán ayudarme si no estoy vivo. Una vez que una persona muere, deja de tener vida, dejando de usar todo lo que poseía. Por lo tanto, el factor más importante es la vida. De igual manera, espiritualmente, la vida de Dios es lo más importante para la humanidad.

Es por esta razón, que en Génesis 2, Dios situó el árbol de la vida en medio del jardín del Edén. Este emplazamiento nos muestra, que el árbol de la vida era lo más importante del jardín. Aunque, Dios no obligó a Adán a comer de él, porque Dios quería que Adán decidiera por sí mismo, pudiendo elegir entre la vida, o comer del árbol del bien y del mal, advirtiéndole que esto último traería consigo, la muerte. Desgraciadamente el hombre, habiendo sido engañado por la serpiente, eligió la muerte; como cristiano tú también tienes que elegir.

Siempre que vengas a la Palabra de Dios, tienes que decidir qué buscas: enseñanzas, doctrinas y conocimiento, o eliges la vida de Dios, Él nos deja elegir. El Señor dice: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63, RV60). Sin el Espíritu de Dios no existe vida divina. Por desgracia, después de la caída, el hombre deseaba más el conocimiento y se hizo adicto a él.

En este mundo físico, es necesario el conocimiento, pero en el mundo espiritual lo que necesitas es, que la vida de Dios entre en ti antes que el conocimiento. Si escoges el conocimiento, el resultado será la muerte, pero si escoges la vida, no tengo ninguna duda, de que también recibirás el conocimiento apropiado en todo lo concerniente a Él.