Comer la Palabra por medio de la oración

En Efesios 6:17-18 Pablo dice: “Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Mediante toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” (LBLA). La mejor manera de leer la Palabra de Dios para recibir vida es por medio de la oración. ¡Estudia menos, y ora más! Por un lado lees y por el otro oras. Oras y lees. Orar-leyendo, no sólo significa decir “Amén” a la Palabra de Dios. Aquí orar signiê ca abrirle a Él tu corazón. Le hablas al Señor mientras lees. Por ejemplo, en versículos anteriores Pablo escribió: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de Su fuerza.” (Efesios 6:10, LBLA). Mientras estás leyendo la primera parte del versículo, “fortaleceos en el Señor”, puede que pienses: “¿Cómo Señor? ¡Soy tan débil!”. Pero si en lugar de eso simplemente oras: “Sed Fortalecidos en el Señor – ¡Amén, Señor, creo en Tu Palabra! Fortaléceme, para que pueda experimentar esta Palabra. ¡Quiero ser fuerte en Ti!”. Entonces el Espíritu se moverá dentro de ti y experimentarás el poder de Su fuerza. Otro ejemplo sería (v. 11): “Vestíos de toda la armadura de Dios”. “¡Amén, Señor, quiero vestirme con toda la armadura!”. No necesitas formular una oración complicada. Si tu espíritu ora mientras lees la Palabra, habrá una gran diferencia. ¡No subestimes tal oración!

Hebreos 4:2 dice: “Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos; pero la palabra que ellos oyeron no les aprovechó por no ir acompañada por la fe en los que la oyeron.” (LBLA). ¿Cómo mezclar la Palabra con fe? ¡Por medio de la oración! Ésta es la manera más efectiva. Cuando oras, ejercitas tu espíritu de fe. Y luego mientras lees mezclas la fe con la Palabra que estás leyendo, de esta forma la Palabra estará viva para ti.

Por último, me gustaría mencionar unos versículos en 2.Pedro 1:20: “Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal,” (LBLA) ¡Cuídate de tu propia interpretación! Con esto no quiero decir, que no debamos interpretar la Biblia, pero cuando leemos la Palabra de Dios, no debemos intentar comprenderla con la mente y luego interpretarla como nos parezca bien. Más que nada necesitamos orar y tenemos que respetar la Palabra de Dios. Debes tener temor de Dios, para no interpretar la Palabra de Dios de manera superflua o con nuestra propia interpretación. Pídele al Señor que te ilumine y enseñe. “pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.” (v. 21, LBLA).

Así, nuestra comprensión de la Palabra de Dios, tiene que venir por el Espíritu Santo. Como el que la habló, lo hizo por el Espíritu Santo, también aquel que la lee, tiene que leerla por el Espíritu Santo. Este es un principio sumamente importante. Si no estáis en contacto con el Espíritu, al ê nal acabareis teniendo muchas enseñanzas raras y erróneas. Cada cual querrá tener sus propias enseñanzas, produciendo mucha confusión, problemas y divisiones en la iglesia.

Hay una advertencia adicional en 1.Timoteo 6:3-4: “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas” (RV60). Pablo habla aquí de “sanas palabras”. Esto significa que la Palabra de Dios nos sana espiritualmente, nos da vida y es algo orgánico. Si no te da vida, no sirve para nada. El conocimiento y la enseñanza sólo conducen a luchas y contiendas; no imparten la naturaleza de Dios, pero toda Palabra llena de vida ¡Sí que lo hace! ¡Alabado sea el Señor!