En el último artículo estuvimos viendo que las 5 vírgenes insensatas representan también a cristianos que han nacido de nuevo. No son „cristianos de nombre“, sino que son cristianos verdaderos y que son salvos. Por lo tanto, – como las 5 vírgenes prudentes – están esperando a Jesús, el Novio. También tienen aceite en sus lámparas, lo que significa que tienen el Espíritu Santo dentro de ellas. Además, las 10 vírgenes resucitan de entre los muertos al mismo tiempo. Por lo tanto, ¿cuál es la diferencia entre las vírgenes prudentes y las insensatas?
La reserva de aceite
Si las 5 insensatas también son cristianos, entonces ¿qué las hace diferentes a las prudentes? La diferencia está en la reserva de aceite. Las insensatas tienen aceite en sus lámparas, pero han descuidado la reserva de aceite en las vasijas a su tiempo. Luego ellas murieron. Cuando llegó el Novio, se levantaron de entre los muertos y arreglaron sus lámparas. Sin embargo, se dieron cuenta, lamentándose, de que su reserva de aceite no era suficiente: Sus lámparas se apagaban. Las prudentes tenían suficiente aceite en sus vasijas. Sus lámparas no se apagaron. ¿Qué significa esto hoy para nosotros los cristianos?
Lo más profundo del interior
La Palabra de Dios nos muestra que el hombre está compuesto de cuerpo, alma y espíritu (véase 1Tesalonicenses 5:23). En la regeneración (en el nuevo nacimiento), el espíritu del hombre es vivificado, recibe la vida, es decir, la lámpara comienza a alumbrar. Leemos en Proverbios:
Lámpara del SEÑOR es el espíritu del hombre que escudriña lo más profundo de su ser.
Proverbios 20:27
El espíritu del hombre comienza a alumbrar tan pronto como el Espíritu Santo entra en él. Sin embargo, con ello la obra del Espíritu Santo no termina ahí. Ahora queda por escudriñar y ordenar todas las partes internas. Nuestra alma tiene muchos recovecos ocultos que aún no han sido explorados. Pregúntate a ti mismo: ¿Están ya perfectas todas las cámaras de tu corazón a la luz del Señor? ¿No hay todavía cosas ocultas en nuestros corazones que no agradan a Dios?
Nuestra mente
Nuestra mente por sí sola es un buen ejemplo. Aunque hayamos nacido de nuevo, nuestra mente sigue causándonos muchos problemas. ¿Con qué frecuencia pensamos en cosas vanas y a veces incluso pecaminosas? Obviamente, nuestras mentes están todavía parcialmente oscurecidas, aunque hayamos nacido de nuevo. Pedro confirma esto:
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.
2Pedro 1:19
La Palabra de Dios alumbra el lugar oscuro y nos daremos cuenta de ello si prestamos seriamente atención. Aunque seamos cristianos, cuando se trata de las cosas de Dios, nuestras mentes son un lugar oscuro. Los pensamientos de Dios son mucho más elevados que nuestros pensamientos (véase Isaías 55:9). Leemos la Biblia, pero nuestra mente está oscura. ¡No es de extrañar que cada uno tenga su propia interpretación de la Biblia! Esto es exactamente lo que Pedro advierte en los versículos 20-21, porque si nuestra mente no es iluminada, entenderemos mal la Biblia. ¡Qué importante es la renovación de la mente! (véase Romanos 12:2)
Aceite en las vasijas
A medida que permitimos que el Señor renueve nuestra mente, nuestras vasijas se llenaran de aceite. Con otras palabras, el Espíritu Santo no permanece solamente en nuestra lámpara (el espíritu humano), sino que se extiende interiormente hacia nuestra alma. Poco a poco, nuestras vasijas se van llenando y vamos haciendo reserva de aceite. Pablo muestra que la „vasija de su mente“ ya estaba llena de aceite:
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
1Corintios 2:16
Él podía decir que tenía la mente de Cristo. ¡Qué maravilla! Su mente fue impregnada por el Espíritu Santo de manera que su mente se convirtió en la mente de Cristo. ¡Su vasija estaba llena de aceite! Verdaderamente era una virgen prudente.
Por supuesto, esto se aplica no sólo a nuestra mente, sino también a nuestra voluntad y a nuestras emociones. Estas partes internas también tienen que ser impregnadas por el Espíritu Santo. Esto no sucede automáticamente en el nuevo nacimiento. ¡No! Para la expansión del Espíritu Santo en nuestra alma, tenemos que cooperar con Dios. Y eso es exactamente lo que hace especiales a las vírgenes prudentes: Están colaborando juntamente con Dios ahora y hoy para la salvación de sus almas. Finalmente, alcanzan la meta de su fe:
obteniendo el fin [la meta] de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
1Pedro 1:9
Conclusión
El nuevo nacimiento es sólo el principio. Por medio de ello, el espíritu humano cobra vida y comienza a alumbrar. Pero con ello, la obra del Espíritu Santo en nosotros aún no ha sido completada. ¿Por qué? Nuestra alma todavía tiene que ser salvada poco a poco, es decir, el aceite tiene que extenderse y llenar nuestras vasijas. Sólo así seremos prudentes. Si hoy no aprovechamos el tiempo para que nuestras almas se salven, seremos insensatos y no tendremos parte en la recompensa. Pero pronto hablaremos de ello en otro artículo. ¡Maranatha!