Fe u Obras ¿Qué cuenta para Dios?

Si aplicamos nuestro propio criterio, ciertamente no somos malas personas: Tal vez no robemos, asaltemos un banco o matemos a alguien. Así que la mayoría de nosotros, pensamos que estamos en orden. Pero la pregunta es: ¿Cuál es el criterio de Dios? ¿Cómo nos ve Él? Esta pregunta se nos responde muy claramente en las Sagradas Escrituras:

Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;  no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. […] por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

Romanos 3:12, 23

La Biblia nos muestra muy claramente que no sólo „no somos buenos“, sino que más bien, pecadores delante de Dios. Por esta razón, todos necesitamos la salvación por medio del Señor Jesucristo. Él llevó nuestros pecados en la cruz. No tenemos que hacer nada por nosotros mismos, para recibir la salvación. Sólo tenemos que arrepentirnos, creer en Jesucristo y ser bautizados. Dicho de otra forma: Somos justificados sin merecerlo, como también dice Pablo:

 siendo justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Romanos 3:24

Así que, por lo tanto, nosotros no podemos aportar nada a nuestra salvación. Jesús lo ha conseguido y lo ha consumado todo y nosotros sólo tenemos que aceptar este regalo. Nada más. No tenemos que hacer ningún tipo de obra, para ser limpiados de nuestros pecados. La Palabra de Dios dice:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,  pues es don de Dios;  no por obras, para que nadie se gloríe.

Efesios 2:8-9

Por lo tanto, podemos afirmar que: La salvación en Jesucristo es consumada y somos justificados sólo por la fe. ¿Y qué hay de nuestros hechos? ¿Las “buenas obras” cuentan para Dios, cuando somos justificados sólo por la fe?

¿Una contradicción?

Cuando leemos la carta de Santiago, tropezamos con una palabra, que a primera vista parece una contradicción. Comparemos los pasajes de Pablo y Santiago:

¡Esas dos palabras están en la misma Biblia! ¿Somos ahora justificados por la fe (lado izquierdo) o por las obras (lado derecho)? Para entender esto, tenemos que contemplar la vida de Abraham.

Abraham, el padre de la fe

Abraham es el padre de la fe. Su historia en Génesis nos revela si la fe o las obras cuentan para Dios. Abraham recorrió a pie una distancia muy larga en su vida. Al principio se trasladó de Ur en Caldea a Babilonia. Después de un largo viaje, finalmente llegó a la tierra de Canaán. Durante su viaje pasó por innumerables pruebas hasta que finalmente estuvo listo, para sacrificar a su hijo Isaac. Veamos brevemente el viaje de Abraham:

En principio, nuestro camino de fe se corresponde con el de Abraham. Todos tenemos un comienzo: Nuestro nuevo nacimiento. Un día aceptamos la salvación en Jesucristo y fuimos salvos sin merecerlo. Hemos creído en Jesús, el Salvador, y por eso hemos sido justificados – como Abraham, cuando salió de Ur en Caldea. Pero después de nacer de nuevo, comenzó nuestra vida cristiana. Nuestra vida cristiana es similar al recorrido de Abraham. Como cristianos, también nosotros pasamos por muchas pruebas, preparadas por Dios de antemano, para que alcancemos la madurez espiritual. Con cada prueba que superamos gracias a la ayuda del Espíritu Santo, crecemos en la fe. Sin embargo, este crecimiento de la fe requiere nuestra cooperación. Por ejemplo, debemos aprender a escuchar diligentemente a Dios, debemos leer Su Palabra y orar. Por el lado negativo, aprendemos a crucificar nuestra carne y nuestro yo. El Espíritu Santo esto no lo hace automáticamente. Tenemos que colaborar. Santiago habla de la necesidad, de domar nuestra lengua. ¡Esto también requiere nuestra cooperación! Por lo tanto, vemos: El comienzo de nuestra vida cristiana es por fe y sin obras, pero a lo largo de nuestra vida cristiana se necesitan muchas obras de fe. No olvidemos: Que hay un tribunal de Cristo para nosotros los cristianos.

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,  para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno, o sea malo.

2.Corintios 5:10

Temor a Dios, Padre: Sacrificios espirituales

Es completamente normal que nosotros los cristianos adoremos a Dios el Padre. Pero ¿cómo lo adoramos? Lo adoramos con sacrificios espirituales. Los sacrificios espirituales no son otra cosa que Cristo mismo, a quien hemos experimentado personalmente. Con otras palabras: A través de nuestras obras de fe ofrecemos la mejor experiencia de Cristo como sacrificio espiritual a Dios el Padre. Esto lo hacemos todos los domingos en la mesa del Señor en la reunión de la fiesta. Ahí Dios recibe sacrificios espirituales de nosotros, los creyentes, para Su beneplácito. Abraham también lo hizo. Su mayor y más importante obra de fe fue el sacrificio de Isaac. ¡Aprendamos también a adorar a Dios con tales obras de fe!

vosotros  también,  como  piedras  vivas,  sed  edificados  como casa  espiritual   y  sacerdocio  santo,   para  ofrecer  sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

1.Pedro 2:5