El Arca de Noé: Construida según el plan de Dios

En el tiempo de Noé, los hombres ya estaban completamente corruptos. La Palabra de Dios dice:

«Y miró Dios a la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.» (Génesis 6:12).

En nuestro tiempo no es diferente. Mires donde mires, la corrupción está por todas partes, no sólo entre los incrédulos, sino también en la religión.

Un arca de madera de Gofer

¿Cuál fue la reacción de Dios en el tiempo de Noé? Dios le dijo a Noé:

    «Hazte un arca de madera de Gofer …» (Génesis 6:14).

Noé debía construir un arca. Sin embargo, Noé no pudo construir el arca según sus propios conceptos humanos. Dios mismo le dio el plano de construcción. Y en este plano de construcción, la primera instrucción se refería al material del arca. Tenía que estar construida con madera de Gofer. No se permitía ningún otro tipo de madera. Si Noé hubiera utilizado otro tipo de madera, no habría habido garantía de que el arca flotara.

Pero, ¿qué es la madera de Gofer? Hasta el día de hoy, nadie sabe qué tipo de madera es ésta. Es una especie de madera desconocida. ¿Qué significa esto para nosotros?

La humanidad de Jesús

En la Biblia, la madera representa la humanidad, la naturaleza humana. Pero ¿qué representa la madera de Gofer, un tipo de madera desconocida en la Tierra? ¿Qué tipo de naturaleza humana es desconocida en la Tierra? Arriba hemos visto que toda la carne sobre la Tierra está corrompida. Para la construcción del arca se necesita una humanidad que no esté corrompida. ¿De dónde viene esta humanidad, si no es conocida en la Tierra? Pablo nos da la respuesta:

  «El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.» (1 Corintios 15:47).

El primer hombre es Adán. Todos los descendientes de este primer hombre están corrompidos. Pero alabado sea nuestro Dios que: Hay un segundo hombre. Este segundo hombre no desciende de Adán. Es un hombre completamente nuevo. Es Jesucristo. Jesús no es descendiente de Adán, porque viene del cielo. Su naturaleza humana es completamente pura. Ningún pecado, ninguna corrupción, ninguna Muerte entró en Él. ¡Qué hombre! Su humanidad es «impermeable al agua». Ningún gusano de madera puede corromperla. Es el material perfecto; de hecho, el único material adecuado para el arca de hoy.

Nosotros, los cristianos, queremos edificar hoy la iglesia, una iglesia que subsiste, cuando llegue el juicio final. Pero, ¿con qué edificamos la iglesia? ¿Edificamos según nuestros conceptos humanos caídos o según el plan de Dios? El plan de Dios nos muestra claramente: Que sólo podemos utilizar la humanidad de Jesús para edificar la iglesia (el arca). Tan pronto como utilizamos nuestra humanidad caída para ello, la iglesia deja de ser «impermeable» y cualquier carcoma encuentra una entrada.

Vestirse del nuevo hombre

Pablo nos exhorta a los cristianos a que nos despojemos del viejo hombre y nos revistamos del nuevo, que es Cristo:

«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.» (Efesios 4:22-24).

«No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.» (Colosenses 3:9-11).

Sólo si practicamos diariamente el despojarnos del viejo hombre y revestirnos del nuevo, se edificará el arca de hoy. Porque sólo así podremos reunir el material de edificación apropiado. Debe ser madera de Gofer, es decir, debe ser Cristo mismo. No es de extrañar que Pablo diga que Cristo es todo y en todos. No traigas nada del viejo hombre, de Adán, a la iglesia, o de lo contrario no resistirá el juicio venidero. Procuremos vivir a Cristo en nuestra vida diaria y ganar Su humanidad perfecta y pura.