Después de que suenen las cuatro primeras trompetas, un águila volará en medio del cielo y proclamará a la humanidad con gran voz:
„¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!„ (Apocalipsis 8:13)
Esta es una advertencia muy seria. Tres veces dice aquí „¡Ay!“ – es decir, ay de los que moran en la tierra. Tenemos que tomarnos muy en serio esta llamada de atención.
El anuncio de los juicios de las tres últimas trompetas
Quiere decir que: „Ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta.„ Por lo tanto, el águila advierte de los juicios de las tres últimas trompetas, cada uno de los cuales se describe como un „ay“ (Ap. 9:12; 11:14).
Si los juicios de las cuatro primeras trompetas ya han golpeado tan duramente la tierra, ¡cuánto más terribles serán los tres últimos! Verdaderamente es un tiempo en el que a uno no le gustaría vivir en la tierra. De ahí que se diga: „Ay, ay, ay de los que moran en la tierra„.
¿Acaso no nos afecta esto a todos y cada uno de nosotros? ¿Acaso no vivimos todos en la Tierra? De hecho y de forma externa, todas las personas viven en la tierra. Pero la Biblia nos muestra un aspecto maravilloso de la obra redentora de Jesús, que la mayoría de la gente desconoce.
Sentado juntamente con Cristo en los lugares celestiales
Cuando Jesucristo se hizo hombre, no sólo vino a morir por nuestros pecados. Tampoco vino sólo para vencer a la muerte mediante Su resurrección. No, ¡vino especialmente para llevarse consigo a Sus discípulos a los cielos a través de Su ascensión! Jesús les dijo:
„os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis.„ (Juan 14:3)
Jesús ascendió al Padre, para preparar un lugar, para Sus discípulos en los cielos. Y no sólo para después de la muerte – como piensan erróneamente la mayoría de los cristianos. No, ¡ya en el día de Pentecostés! Cuando Jesús derramó el Espíritu Santo sobre Sus discípulos, simultáneamente se los llevó consigo mismo a los cielos – no de forma externa, sino en su espíritu. Pablo describe esto en Efesios 2:
„vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, pero Dios … nos dio vida juntamente con Cristo y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús„ (Efesios 2:1, 4-6)
Por lo tanto, vemos que todo el que es salvo por la fe en el Señor Jesús, no sólo recibe el perdón de los pecados y no sólo es vivificado juntamente con Cristo, sino que incluso es sentado por Dios en los lugares celestiales en Cristo.
Una vida celestial
Pablo lo describe de forma similar en Colosenses 3:
„Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.„ (Colosenses 3:1-3)
Aquí también vemos el efecto práctico de estar sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales: Buscamos lo que está arriba. Centramos nuestros pensamientos en lo que está arriba. Esto quiere decir, que todo lo que debe llenar nuestros pensamientos y nuestra forma de actuar es: Cristo en el trono. Hemos muerto para el mundo y para sus pasiones.
Para nuestra vida diaria, esto significa que nos preguntamos en cada situación, qué quiere hacer Jesús, nuestro Rey en los cielos. ¿Cómo puede extenderse Su reinado? ¿Cómo se puede terminar con el poder de las tinieblas?
Haciendo morir lo terrenal en nosotros
El apóstol Pablo continúa escribiendo en los siguientes versículos:
„Por tanto, haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;„ (Colosenses 3:5)
Aquí se nos describe claramente, lo que significa en la práctica, haber muerto al mundo y a sus pasiones. Las cosas que Pablo enumera, son todas cosas terrenales, sobre las cuales vendrá la ira de Dios. Pablo nos exige que demos muerte a estas „pasiones, que están en la tierra“.
Pablo cita como ejemplo negativo a los que se ha apartado de la fe:
„el fin de los cuales será la perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.“ (Filipenses 3:19)
Tomar en serio la advertencia del águila
Por lo tanto vemos, que hoy debemos ser personas, que no procuran las cosas terrenales. El águila en Apocalipsis 8 nos advierte: „¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!„ (Apocalipsis 8:13)