Apocalipsis 7 – En el capítulo 7 de Apocalipsis leemos acerca de los vencedores y de las primicias, que están de pie delante del trono de Dios, después de que el 6º sello es abierto en Apocalipsis 6 y antes de que se abra el 7º sello (en el capítulo 8).
„Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, … de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos.„ (Ap. 7:9)
El orden del capítulo 7 en el Libro de Apocalipsis
Veamos el siguiente gráfico para ordenar esta escena:
Vemos la confirmación del tratado de paz de siete años en Oriente Medio como el punto de partida de la cronología en el tiempo, „Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.“ (Daniel 9:27). Este pacto de paz con muchos, es roto por la Bestia, a mitad de ese tiempo, la cual (la Bestia) aparece en Apocalipsis 9. Trataremos este tema en los siguientes mensajes que tenemos por delante. El gráfico muestra claramente el orden cronológico de los capítulos 6, 7 y 8 y, por tanto, el momento del arrebatamiento. Además, es evidente que el arrebatamiento de los vencedores y las primicias tiene lugar ANTES de los últimos tres años y medio.
¿Cómo llegaron estas personas ante el trono de Dios?
¿Cuáles son las características de aquellos a quienes Dios lleva a Su trono antes del Gran Día de la ira de Dios? Leamos para ello los versículos 9-17:
Se han lavado en la sangre del Cordero
Vemos que están vestidos con vestiduras blancas. ¿Cómo las han conseguido?
„… han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.„ (Ap. 7:14b)
Ninguno de nosotros tiene por naturaleza vestidura blanca y tampoco es completamente puro. Por lo tanto, todos necesitan la sangre de Jesucristo, para lavarse continuamente, tanto a sí mismo, como sus vestiduras.
¿Con qué frecuencia lavamos nuestras vestiduras? Probablemente cada día echamos algo de ropa a lavar. ¡De ahora en adelante, cada vez que hagamos esto, podemos recordar que también debemos lavar nuestra vestidura espiritual en la preciosa sangre de Jesús!
Nos contaminamos tan fácilmente con pensamientos o sensaciones impuras del mundo que nos separan – sin quererlo – de Dios. De ahí que debamos lavarnos en todo tiempo, en la sangre del Cordero. ¡Bienaventurados somos si hacemos esto! „He aquí, Yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.„ (Ap. 16:15)
Ellos han experimentado la salvación completa de Dios
En el versículo 10 leemos otra característica de la gran multitud:
“Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Ap. 7:10)
¡Están tan agradecidos a Dios por Su salvación! Nosotros como personas necesitamos tanta salvación. Y no sólo al principio, cuando nos convertimos en creyentes. Cada día necesitamos salvación – de nuestro egocentrismo, de nuestras viejas tradiciones, de nuestros propios conceptos, etc.
Entre esta gran multitud ante el trono se encuentran aquellos que han experimentado plenamente esta salvación – ¡por eso alaban tanto a Dios y al Cordero por ello! ¿Experimentas tú también la maravillosa salvación de Dios? ¿Estás alabando hoy ya al Señor, porque te está salvando cada vez más?
Estaban dispuestos a pasar por gran tribulación
Esta salvación, es decir, la transformación de nuestra alma, no se lleva a cabo por sí sola, sino que los siguientes versículos de Apocalipsis 7 muestran el camino hacia la salvación:
„Estos son los que han salido de la gran tribulación …„ (Ap. 7:13-14)
Vemos que tuvieron que pasar por grandes tribulaciones. A través de estas tribulaciones han experimentado mucha salvación y transformación.
¿No es esta también nuestra experiencia? Cuando todo va estupendamente bien, no tenemos necesidad de clamar a Dios, ni de venir a Él. Pero cuando nos encontramos en tribulaciones, por ejemplo, problemas y pruebas, clamamos a Dios por Su salvación.
Si hoy queremos pertenecer a esta gran multitud, que alcanza la meta de la fe y está delante del trono, entonces podemos esperar grandes tribulaciones. Dios lo permite, para que podamos experimentar más de Su salvación y transformación.
Inserción: La „Gran Tribulación“ no es la designación de los últimos 3 años y medio
Esta gran tribulación no se refiere a los últimos 3 años y medio, ya que los vencedores y las primicias serán arrebatados antes de eso. En el libro de Apocalipsis se hace referencia a los últimos 3 años y medio antes de la segunda venida de Jesús, como el „Gran Día de la ira de Dios“ „porque el Gran Día de Su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?„ (Ap. 6:17) y NO como la „gran tribulación„.
Como acabamos de ver, „la gran tribulación“ se refiere aquí a las muchas tribulaciones por las que deben pasar todos los creyentes – independientemente de la época en que vivan. Si estamos por el reino de Dios y luchamos por él, automáticamente habrá tribulaciones, porque tenemos un adversario. Esta fue también la experiencia del propio Juan:
„Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, …„ (Ap. 1:9)
Pablo también anima a los santos, a que “… Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.„ (Hechos 14:22b). Sin embargo, no estamos solos en esto, sino que el Señor Jesús está con nosotros. Estas tribulaciones sirven para nuestra transformación y, con ello, para nuestra salvación.
Sirven a Dios como sacerdotes delante del trono día y noche
Además, vemos que los Arrebatados están delante del trono de Dios, para servirle como sacerdotes día y noche:
„Por eso están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en Su templo„ (Ap. 7:15a).
Hoy tenemos que preguntarnos hasta qué punto estamos sirviendo realmente a Dios. ¿Sólo una vez a la semana en el así llamado „servicio religioso“ (culto)? ¿Y cuánto servimos a Dios en ello? La experiencia demuestra, que la mayoría de nosotros, los cristianos, sólo asistimos una vez por semana a un servicio religioso y, por lo general, permanecemos allí en silencio.
Sin embargo, aquellos que son arrebatados antes de los últimos 3 tres años y medio se distinguen por servir en el templo de Dios día y noche. No de vez en cuando. No sólo, cuando es fácil y divertido – sino día y noche.
Muchos de nosotros pensamos que somos salvos y que por lo tanto seremos arrebatados automáticamente y de repente todo lo demás será diferente y bueno. Pero la Biblia nos enseña algo diferente.
Podemos ver en la Palabra, que lo único que cambia, después del Arrebatamiento, es nuestro cuerpo. Seremos liberados de este cuerpo de muerte y recibiremos un cuerpo glorificado „el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria Suya, por el poder con el cual puede también sujetar a Sí mismo todas las cosas.„ (Fil. 3:21); „Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la Palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?„ (1Co. 15:53-55).
Pero si nuestra alma no es transforma hoy, Dios no podrá transformarla en un instante, y tampoco querrá hacerlo. Todavía estamos a tiempo de ser transformados hoy. ¡El Señor nos da abundantes oportunidades y ayuda con este propósito!
Por eso hoy animamos a todos a preguntarle al Señor cómo podemos servirle aún más como sacerdotes.
Han hecho de Dios su morada
y el que está sentado en el trono extenderá Su tabernáculo sobre ellos. (Ap. 7:15b)
Como acabamos de ver, no todo cambiará de repente en el Arrebatamiento. Que Dios „extienda Su Tabernáculo sobre ellos“ muestra, ¡que ya han hecho de Dios su morada durante su vida!
Moisés es un gran modelo para nosotros aquí:
Una oración de Moisés, el hombre de Dios. Señor, tú has sido nuestra morada de generación en generación. (Salmo 90:1)
Porque has puesto al SEÑOR, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación. No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada. (Salmo 91:9-10)
¡Moremos hoy ya en el Altísimo! No disfrutemos demasiado de nuestro hogar terrenal, no nos acomodemos demasiado aquí en la tierra. ¡Dios mismo debe ser nuestra morada, nuestro gozo y nuestro disfrute! Entonces Dios también nos atraerá a Él con gozo, cuando llegue el momento.
La recompensa de los fieles vencedores y las primicias
Ya hemos visto, que esta gran multitud será preservada y se salvará del juicio venidero a diferencia de la humanidad incrédula y que no tiene un corazón arrepentido. ¡Sólo eso ya de por sí, sería recompensa suficiente! Pero Dios ha preparado aún más bendiciones para sus fieles:
„Ya no tendrán hambre ni sed, ni el sol los abatirá, ni calor alguno,„ (Ap. 7:16).
Nunca más volverán a pasar hambre ni sed ni les abrasará el sol, pues ya han soportado en vida el „calor“ por medio del cual fueron transformados.
„pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.„ (Ap. 7:17).
Y el Cordero los conducirá a manantiales de agua viva y enjugará todas las lágrimas que hayan derramado por la obra de Dios, por su propia situación y por la situación del pueblo de Dios. Dios mismo es el verdadero consuelo.
Hoy sólo tenemos que pagar un pequeño precio, pero somos tan ricamente recompensados por ello – hoy ya estamos experimentando la comunión celestial con Dios, pero aún mucho más en la próxima era.