Las siete Fiestas en la mesa del Señor

Levítico capítulo 23 describe las siete Fiestas solemnes que Dios ordenó a Su pueblo. Estas Fiestas, que se dividen en dos grupos, nos muestran de una forma maravillosa:

Lo que Cristo logró en Su primera venida

  • La Fiesta de la Pascua
    Muestra, que Cristo, como el Cordero de Dios, llevó nuestro pecado (véase Juan 1:29) y quiere salvarnos por completo del presente siglo malo (véase Gálatas 1:4).
  • La Fiesta de los Panes sin levadura
    Muestra, que tenemos que comer a Jesús, como el verdadero pan del cielo, para que vivamos por Él (véase Juan 6:57) y quitar todo tipo de levadura en nosotros; por ejemplo: pecado, religión, diplomacia, hipocresía, perversidad, malicia (véase 1.Corintios 5:6-8).
  • La Fiesta de las Primicias
    Muestra, que Cristo resucitó de los muertos, el Primogénito de entre los muertos (véase Colosenses 1:18), para destruir la muerte (véase 2.Timoteo 1:10), para darnos Su vida en resurrección (1.Corintios 15:20-22, 45), para que también venzamos toda muerte en nosotros.
  • La Fiesta de las Semanas (Pentecostés)
    Muestra, que Cristo ascendió al trono de Dios, para ser la Cabeza de la iglesia (véase Efesios 1:22) y derramar el Espíritu Santo, para la edificación de la iglesia (véase Hechos 1:8; 2:1-4).

Jesucristo, con Su primera venida, cumplió plenamente estas cuatro Fiestas. En la mesa del Señor, recordamos Su obra consumada, hasta que regrese de nuevo (véase Mateo 26:26-30; 1.Corintios 11: 24-26).

Las tres últimas Fiestas están relacionadas con la segunda venida de Cristo. Las cuales nos muestran:

Cómo nos podemos preparar para la segunda venida del Señor

  • La Fiesta de las Trompetas
    Tocamos trompetas, al hablar la verdad con amor, a ê n de reunir y advertir al pueblo de Dios (véase Números 10:1-10; Apocalipsis 18:4).
  • La Fiesta de la Reconciliación
    Negamos nuestra vida del alma, para seguir al Señor (véase Mateo 16:24) y ser completamente reconciliados con Dios (véase 2.Corintios 5:20)
  • La Fiesta de los Tabernáculos
    Vivimos como extranjeros y peregrinos en este mundo, porque el mundo pasa, y sus deseos (véase 1.Juan 2:15-17). Así es como nos preparamos para la llegada del reino de los mil años (véase Zacarías 14:16-19).

Si experimentamos la realidad de todas las Fiestas en nuestra vida diaria y las disfrutamos plenamente en la mesa del Señor, estaremos preparados para Su segunda venida. Dios estableció la “reunión festiva”, en la mesa del Señor, a fin de que los creyentes puedan recordar la obra de Cristo y adoren a Dios el Padre, con sacrificios espirituales.