Quiénes son los 24 Ancianos en Apocalipsis ¿Y qué podemos aprender de ellos?

En Apocalipsis 4, Juan ve el trono de Dios en el espíritu. Y no sólo ve a Dios mismo allí, sino también 24 tronos. Sobre ellos se sientan 24 ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas (Ap. 4:4).

¿Quiénes son los 24 ancianos?

Apocalipsis 4 y 5 nos muestran el trono de Dios en el momento de la ascensión de Jesucristo, después de haber consumado la redención mediante Su muerte y resurrección. Es por esta razón que vemos ahí de pie, a un Cordero como inmolado (Ap. 5:6). En ese momento no se encontraba, aparte del Señor Jesús y unas pocas excepciones, ningún ser humano todavía delante del trono de Dios. Sólo al final de los tiempos Dios arrebatará a los fieles vencedores y a las primicias a Su trono (Ap. 12; 14). Por consiguiente, sabemos que los veinticuatro ancianos son seres angelicales.

¿Qué podemos aprender de los 24 ancianos?

Pero mucho más importante que simplemente ver, que se trata de ángeles, es el hecho de que podemos aprender mucho de ellos. En Apocalipsis 4:10 leemos que, los ancianos se postran y depositan, sus coronas, para adorar a Dios: „los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono„. Aunque ya se les ha dado una posición elevada y han sido nombrados ancianos delante del trono de Dios, están dispuestos, a dejar sus coronas y dar gloria a Dios.

Desgraciadamente, en el cristianismo actual vemos exactamente todo lo contrario. Ya sea el Papa y los obispos en el Vaticano o los pastores de una de las muchas denominaciones: todos desean la gloria para sí mismo. Y tenemos que reconocer que a nosotros también nos gusta, cuando alguien nos elogia por algo que hayamos hecho en la vida de la iglesia. Vemos en el ejemplo de los ancianos que no es así como debemos servir.

Despojarnos de nuestras propias coronas

En Apocalipsis 4:11 los ancianos dicen: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas.

Aquí vemos que ellos dan gloria y honor sólo a Dios. También, cuando el Cordero tomó el rollo (el libro) en el capítulo 5, y después de que toda la creación alabó a Dios, se postraron de nuevo y adoraron a Dios y al Cordero.

Y cuando hubo tomado el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, las cuales son las oraciones de los santos; Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los ancianos se postraron y adoraron. (Ap. 5:8, 14).

¿Tenemos nosotros también una actitud así, como la de estos 24 ancianos? ¿Estamos nosotros dispuestos también a despojarnos de nuestras „coronas“ y dar gloria a Dios, independientemente de que tal vez ya hayamos conseguido o alcanzado una u otra cosa en esta tierra? Delante del trono de Dios hay una atmósfera de adoración. Todos los seres, que están allí, doblan sus rodillas delante de Dios y dan gloria a Aquel que está sentado en el trono.

Hoy, nosotros también queremos ser personas, que den gloria a Dios. Nuestro enfoque debe estar centrado, sólo y exclusivamente, en traer gloria y adoración solamente a ÉL, que está sentado en el trono. Necesitamos ver esto. Si queremos ser arrebatados al trono de Dios al final de esta era, para escapar del juicio venidero de Dios, entonces debemos aprender hoy, a dejar a un lado todo nuestro honor, todo nuestro orgullo y doblar nuestras rodillas delante Dios y concentrarnos por completo, en agradar a Dios.