El Hijo del Hombre Ascendido en el Trono

Apocalipsis 5 – En el anterior mensaje estuvimos leyendo, en el capítulo cuatro de Apocalipsis, acerca de la gloria de Aquel, que está sentado en el trono en los cielos. Éste vive por los siglos de los siglos y creó todas las cosas. Es Dios el Padre, Él es el gobernador supremo.

El deseo de Dios es, no gobernar solo

Sin embargo, Su deseo, ya desde el principio, es que el hombre gobierne con Él en la tierra. Al primer hombre le dijo:

Y los bendijo Dios diciéndoles: “Sed fecundos y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; dominad (gobernar ) sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo (sobre todo la serpiente)“.  (Génesis 1:28) (Versión La Palabra)

El hombre se ha vuelto indigno

Pero el hombre era demasiado débil y cayó en el engaño, la astucia de la serpiente. Esto significaba, que aquel que debía gobernar, cayó bajo el dominio del pecado, y la consecuencia de ello fue finalmente la muerte.

Como consecuencia de ello, se le denegó que tuviera acceso a Dios en Su trono. Esto lo vemos en el quinto capítulo de Apocalipsis. Juan lloraba mucho, porque nadie fue hallado digno de abrir el rollo (el libro) de la mano de Aquel que está sentado en el trono, ni aún mirar dentro de él.

Separado del Padre, el hombre ahora sigue su propio camino. Corre tras la mentira, tiene su corazón puesto en las riquezas, en las posesiones y en la vanagloria de esta vida, desprecia las ordenanzas de Dios y se convierte de esta forma en Su enemigo.

¿Quién puede prevalecer, delante de un Dios, que es Santo y Justo?

Todos hemos cometido delitos y pecados, y por lo tanto, somos merecedores de ser juzgados. Pero Dios no quiso entregarnos a la condenación eterna. Así que planeó un camino de regreso a Él, la fuente de la vida.

Existe una consolación – un hombre ha vencido en el mundo

    Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. (Apocalipsis 5:5-7)

Jesucristo es la raíz de David, lo que demuestra, que vino a la tierra como hombre y fue tentado igual que nosotros, pero sin pecado. Por lo tanto, pudo resucitar de entre los muertos y fue digno de ascender y sentarse a la diestra del trono de Dios.

Él mismo es nuestro único Camino al Padre, porque, como Cordero inocente, sin mancha, como Cordero de Dios, cargó con nuestras culpas en la cruz. Con Su sangre nos ha liberado del pecado.

    y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque Tú fuiste inmolado, y con Tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. (Apocalipsis 5:9-10)

No sólo nos ha redimido por medio de Su sangre, sino que, debido a que ahora Él vive en los creyentes, nosotros también podemos vencer y ejercer el dominio como reyes y sacerdotes, por medio de Él.

   “Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. (Romanos 8:37)