La Sombra de la Adoración en el Antiguo Pacto

En Deuteronomio 12, Dios ordenó a Su pueblo cómo debían adorarlo en el Antiguo Pacto. Él no quería que Su pueblo le adorara igual que las naciones adoraban a sus ídolos. Por lo tanto, Dios ordenó a los israelitas, cómo debía ser la adoración hacia Él. Les dijo: “sino que el lugar que el SEÑOR vuestro Dios escoja de entre todas vuestras tribus, para poner allí Su nombre, para Su habitación, ése buscaréis, y allí iréis. Allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias y los primogénitos de vuestras vacas y de vuestras ovejas; y comeréis allí delante del SEÑOR vuestro Dios y os regocijaréis, vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos, en la cual el SEÑOR tu Dios te haya bendecido. No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, que cada uno hace lo que bien le parece“ (vs. 5-8).

Las Sagradas Escrituras nos muestran que Dios eligió el Monte Sión, en Jerusalén, como el lugar de Adoración (véase Salmos 132:13-14). El pueblo de Dios tenía que ir allí año tras año, para ofrecer los sacrificios y las ofrendas. Eran sacrificios de animales y cereales del campo, quemados para Dios sobre el altar. En Levítico, capítulos del 1 al 7, se describen detalladamente todos los sacrificios y las ofrendas que Dios requería de Su pueblo. Estos le agradaban y eran el alimento de Dios (véase Levítico 3:11).

Dios también estableció el tiempo exacto para la adoración: Tres veces al año – en primavera, verano y otoño – tenían lugar las Fiestas del Señor, donde el pueblo debía reunirse en Jerusalén y regocijarse ante Dios (véase Deuteronomio 16:16; Levítico 23). ¿De dónde venían los cereales y los animales que los israelitas sacrificaban a Dios en las Fiestas como ofrenda? Eran el resultado de su trabajo en la buena tierra en la que Dios los había introducido. Por un lado, los sacrificios de adoración consistían en los primogénitos de su ganado (véase Éxodo 13:15; Deuteronomio 15:19-20) y en segundo lugar, de las primicias que obtenían del rendimiento de sus campos (véase Deuteronomio 26:1-2). ¿Qué significa todo esto para nosotros ahora en el Nuevo Pacto?