Y el maligno no le toca

En la última sección de la primera Carta de Juan, éste repite una expresión una y otra vez, y es: „Sabemos…“ Leamos este pasaje:

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el  pecado,    pues  Aquel  que  fue  engendrado  por  Dios  le guarda,  y  el  maligno  no  le toca. 

Sabemos que  somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.

Pero sabemos que  el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para   conocer   al   que   es   verdadero;    y  estamos  en  el verdadero, en su Hijo Jesucristo.  Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

1Juan 5:18-20

¿Qué sabemos? Necesitamos saber que todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado. ¿Qué parte de nosotros ha nacido de Dios? Ciertamente no es nuestra carne, ni nuestra alma. Juan 3:3-6 nos muestra que nuestro espíritu humano es nacido de Dios. El espíritu del hombre, que es nacido de nuevo, no peca. Pero todavía tenemos, además, la carne y el alma, sobre todo la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la vana gloria de la vida. Y nosotros (alma: Mente, Voluntad, Emoción) estamos en medio. ¿Por qué parte nos decidimos? Cuando decidimos caminar en el espíritu, no pecamos.

Desgraciadamente, los cristianos no sabemos qué gran poder mora en nosotros. Si supiéramos por experiencia, que tenemos la vida vencedora de Cristo en nosotros, mediante la regeneración, el maligno no podría seducirnos. Al contrario, incluso no podrá tocarnos. Simplemente „no puede“ tocarnos. Juan dice: Él no nos toca. Es imposible que nos toque. Al caminar en el espíritu, nos volvemos intocables para el maligno. Por supuesto que a él le gustaría tocarnos para derribarnos. Pero si permanecemos firmes en nuestro espíritu, podremos decir: ¡Fuera de aquí, Satanás! Y entonces tendrá que huir:

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

Santiago 4:7

Cuando estamos en el espíritu, Satanás no puede tocarnos. Si lo hace, recibirá una descarga eléctrica. ¡Será electrocutado! ¿Por qué? Porque hemos nacido de Dios y porque somos de Dios. Desde que nacimos de nuevo, nuestro espíritu está „conectado a la central eléctrica“. ¡Si el maligno te toca, recibe una descarga de unos cuantos miles de voltios! ¡Qué vida tan maravillosa y vencedora mora en nuestro espíritu! Necesitamos conocer verdaderamente el potencial que hemos recibido en Cristo, esto es, en nuestro espíritu. ¡NOSOTROS SABEMOS! Si sabemos esto y lo aplicamos, el maligno ya está vencido.

Tenemos, espiritualmente hablando, una potente central eléctrica dentro de nosotros. Si hay un corte de energía, todo lo que tienes que hacer es conectar la central eléctrica. Así también en la esfera espiritual. Cuando te das cuenta de que no hay fuerza para vencer, tienes que ser consciente de que has nacido de Dios. ¡Conecta la central eléctrica! No hace falta pedir durante mucho tiempo: „¡Señor, ayúdame!“ Por supuesto que el Señor nos ayudará. Pero en realidad, tenemos que ver, que Él ya nos ha ayudado. Nos hizo nacer de nuevo en el Espíritu. La vida eterna de Dios mora en nuestro espíritu. Si sabemos esto y lo aplicamos sin dudarlo, ¡seremos intocables!