El apóstol Pedro nos muestra en su primera Carta que la historia del Arca de Noé dista mucho de ser sólo un relato histórico. Más bien, hoy, es un tipo sobre el bautismo en la era del Nuevo Pacto. Pedro escribe:
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
1ª Pedro 3:18
Jesucristo fue crucificado por nuestros pecados. Después de Su muerte, fue vivificado por el Espíritu del Señor y resucitó. Continúa diciendo:
en el cual también fue y predicó (por medio de Noé) a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
1ª Pedro 3:19-20
Por el Espíritu del SEÑOR, Jesucristo predicó el juicio a los ángeles caídos en los días de Noé. Como recordatorio: En los días de Noé, seres angélicos vinieron a la tierra para aparearse ilícitamente con mujeres humanas (véase Judas 6). De aquí surgieron los gigantes (hebreo: Nefilim). A través de Noé, quien estaba construyendo el arca en ese momento, Jesucristo predicó el juicio a estos seres angelicales. Entonces el diluvio cayó, vino sobre toda la tierra y sólo ocho almas fueron salvadas a través del agua.
La petición a Dios de una buena conciencia
Pedro ahora se refiere al tiempo de Noé y continúa escribiendo:
Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora os salva (no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de una buena conciencia) mediante la resurrección de Jesucristo.
1ª Pedro 3:21
Así que el Diluvio y el Arca de Noé son un tipo del bautismo. El bautismo no es – como pensaban los judíos de aquella época – un lavado externo del cuerpo. Más bien, es una petición a Dios de una buena conciencia. Por ejemplo, en el momento de Pentecostés vemos a la gente pidiendo a Dios una buena conciencia. Antes de ser bautizados, Pedro les dijo: “Arrepentíos” (véase Hch. 2:38). Se arrepintieron de sus pecados y fueron así lavados en la conciencia por la sangre de Jesús. Sólo por esta razón, ¡no puede haber bautismo de niños! Los niños pequeños aún no son conscientes del pecado y no pueden pedirle a Dios una buena conciencia. Por lo tanto, el bautismo de niños no es válido. El bautismo sólo puede llevarse a cabo después de que conscientemente haya tenido lugar la limpieza de la conciencia.
Por medio de la resurrección de Jesucristo
Pedro habla acerca de ello, de que el bautismo nos salva por medio de la resurrección de Jesucristo. ¿Cómo llega Pedro a relacionar el bautismo con la resurrección de Jesús? Él leyó la historia de Noé en las Sagradas Escrituras. Ahí se dice:
Entonces vino el diluvio sobre la tierra por cuarenta días, y las aguas crecieron y alzaron el arca, y esta se elevó sobre la tierra.
Génesis 7:17
El arca se elevó y flotaba sobre la tierra. ¡Qué descripción tan maravillosa! En ella Pedro descubrió la resurrección de Jesucristo. Así como las aguas levantaron el arca, Jesucristo fue levantado y venció la muerte por medio de la resurrección. Así que cuando somos bautizados, somos salvos a través de la resurrección de Jesús. Entregamos el viejo hombre a la muerte y el nuevo hombre en Cristo se levanta. Esto es exactamente lo que el apóstol Pablo confirma también:
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de Su muerte, así también lo seremos en la de Su resurrección;
Romanos 6:3-5
Por el bautismo somos bautizados en la muerte de Cristo, al pasar a través del agua como el arca de Noé. Pero esto no es todo. Una vez que estamos en el agua del bautismo, somos sacados de nuevo del agua por medio de la resurrección de Jesucristo. Así – al igual que Noé – somos salvos del juicio de Dios, porque de ahora en adelante estamos en Cristo (en la verdadera Arca). Ahora podemos andar en novedad de vida y ser semejantes a Él en la resurrección. ¡Qué maravilloso es el bautismo! ¡No lo dudes, sino sé bautizado en Cristo!